Era una lingüista natural y por eso fue una informante lingüística extraordinaria. Tenía un sentido muy agudo de la lengua, y entendía el trabajo de análisis de la lengua como pocos hablantes de cualquier lengua pueden entenderlo. Le gustaba mucho observar como se podía descomponer y re-componer los morfemas de las palabras. Amaba profundamente su lengua y, al mismo tiempo podía distanciarse de ella y observarla con sentido estético.
Si bien amaba la oralidad del idioma tenía urgencia por la escritura. A sus sesenta años descubrió que su idioma podía ser tratado como cualquier otro idioma, como el miskitu que ya tenía escritura. Comprobó que no era “malo” como se lo había temido, y le gusto la “legitimidad” de la escritura. Fue un gran descubrimiento, y fue sobre todo su gran satisfacción y alivio. Mujer sabia, conocía los limites de sus conocimientos y se esmeraba en hacer que participaran otros hablantes para avanzar en el trabajo lingüístico de descripción de la lengua. Compartía su conocimiento del idioma porque quería que sus nietos aprendieran a hablar y a apreciar su lengua.
Es a ella, a su imaginación y tenacidad que debemos la revitalización de la lengua. Su éxito lo cosecha hoy la juventud Rama y Kriol, que aprende los nombres de los peces, de los árboles, de las plantas. Así como lo hacía Miss Nora.
“Mujer tigre”, se enfrentó desde niña a la diversidad lingüística. Nació en Rama Cay, su madre era de Rama Cay y le hablaba Kriol, pero su padre, Salvador Rigby (Salva) de Wiring Cay sólo hablaba Rama. La mama murió cuando Eleonora tenía unos 8 años, dejo de ir a la escuela y se fue a buscar a su padre. Con él aprendió la lengua Rama y a vivir en la selva.
Su padre la caso a los 16 años en Punta Gorda con Willie MaCrea y se fue con él a vivir a Cane Creek. Tuvo cinco niños y un mal matrimonio. Abandonó al marido y volvió a vivir en Rama Cay con sus hijos. Murió de cáncer en el 2001 y le sobreviven sus hijos Pedro, Reynaldo, Nelly, Jimmy, también Mister José Álvarez, su viudo y compañero de vida. Está enterrada en el cementerio de Bluefields, en la sección sur donde reposan los difuntos del pueblo Rama, su tumba esta rodeada de conchas, como lo están las casas y los caminos de Rama Cay.
En 1985, Miss Nora lanzó la revitalización, realizando actividades en Rama Cay para animar a la gente, reuniendo a hablantes para que se interesaran en el estudio de la lengua, y decidiendo ir a enseñar su lengua en la escuela de Rama Cay a los niños de preescolar. Por diez años trabajo así, cada año solicitando del Equipo del Proyecto de Lengua Rama nueva documentación, nuevas cartillas, libros y canciones para enseñar su lengua a los niños. Como aprendiz, ella misma, sabía estudiar, aprender y transmitir su conocimiento:
“Determination, sense of control, and creativity were qualities identifiable in the young Miss Nora…She was never ashamed of speaking the language. An indigenous woman who fits the profile of a linguistic agent, an older woman with a vision who has been a social actor consciously writing a piece of the history of her community… This indigenous woman knows the importance of the work she has been doing in the last years and has a sense of history in the making, and history being recorded, it is her wish that her name be used, and that she be known to future generations as the person who helped save the Rama language. She does not want the anonymity…” (C. Grinevald Craig Locating power, 1992 ).
Así la describe “Miss Colet”, la lingüista con quien trabajó por más de quince años. Por eso su nombre sigue inspirándonos y se perpetúa para las generaciones futuras y la nueva generación de hablantes de la lengua Rama. Miss Nora es una mujer monumento, por la voluntad, el amor, el poder y la fuerza detrás de la “revitalización” de las lenguas y las culturas del Caribe nicaragüense.